Queridos hermanos:
Un año más somos invitados por la Iglesia a celebrar el hermoso misterio de la Encarnación. Dios, que es amor, ha querido hacerse un Niño pequeño, expresión perfecta de lo que es el amor hecho vida humana. Celebración que se da en tres momentos: Adviento: Dios viene a nuestro encuentro; Navidad: El Verbo de Dios se hace hombre en Belén; Epifanía: Dios se manifiesta a toda la humanidad. Los tres momentos apuntan a lo mismo: Jesús que se ha querido hacer presente en nuestra historia para comunicarnos su salvación; acercándose a nosotros nos muestra el camino para llegar a Él.
Este tiempo fuerte de la Iglesia no puede ser vivido simplemente como algo más entre tantas actividades de Navidad y fin de año. No puede ser sólo una fiesta que nos reúne y nos divierte con familiares y amigos. Por eso quiero invitaros a poder vivir el Adviento, la Navidad y la Epifanía con un gran sentido cristiano.
En primer lugar os invito a contemplar el misterio de la Navidad desde la oración y la conversión, mirando nuestros corazones para ver como esta para acoger a Jesús que viene. El sacramento de la reconciliación nos va a preparar para acoger al Niño Dios, no tengas miedo en acercarte al sacerdote y pedir perdón de tus faltas para celebrar Navidad en la paz del corazón.
Hay una manera de mostrar que Jesús Nazareno está entre nosotros. Consiste en atender a sus predilectos, y estos son los pobres y necesitados. Siendo ya mayor, el Niño que contemplaremos en el portal, nos lo dijo bien claro: “Porque tuve hambre y me diste de comer…Cuanto hicisteis con uno de mis hermanos más pequeños a mí me lo hicisteis”.
La Navidad es tiempo de gracia, en el que los que queremos celebrarla cristianamente hemos de volcarnos también con los que sufren. ¡Seamos luces en sus caminos! La Navidad es un tiempo para avivar nuestro vínculo con la parroquia; nacer de nuevo para darnos más al Amor. ¡Pongamos nuestros dones al servicio de la Iglesia!
Invitándoos a todas las celebraciones y actividades que vamos a llevar a cabo, recibid un afectuoso saludo y mi oración ante Jesús y María. Que el Niño Dios os colme de bendiciones.
Fernando Gutiérrez, párroco.
Fernando Gutiérrez, párroco.