MARTES SANTO

Se introducen los primeros momentos de la Pasión, y se pone de manifiesto la gran diferencia entre la reacción de Pedro y la de Judas Iscariote tras haber traicionado ambos a Jesús: el arrepentimiento de uno; la desesperación del otro. Es la del primero la que debemos de seguir. 


Un poco de fe:



Desde casa: Podríamos estar discutiendo muchos días sobre la importancia de uno o de otro, si uno lo hizo bien y el otro lo hizo mal, debo ser como este o como el otro discípulo. En cierto modo son discusiones por ahora inútiles, Jesús no se paró mucho en ello, tratemos de comprender los planes de la Providencia y no de corregirlos. ¿Porque Jesús no se detuvo en estos dos discípulos pudiéndolo haber evitado? Él quiso, en su pasión, vivir todo lo que los hombres sufren cuando son incomprendidos, perseguidos, están pasando algún mal… en definitiva quería atravesar en persona la situación que lleva a los hombres a la desesperación, al desánimo. Jesús podía haberlo evitado todo, nuestra mentalidad piensa de esa manera, y más, con lo que estamos viviendo en estos días de pandemia mundial, de enfermedad y muerte. Tenemos pocas respuestas, pero hay dos cosas en Judas en la que el Señor nos muestra su verdad; Dios no permitiría un mal del que no se deprendiera un bien mayor, y la segunda, Jesús respeta cada pequeña decisión, tanto para el bien como para el mal, está en nuestras manos hacer el bien. 

Hoy en casa dejemos a un lado las malas noticias, dejemos los mensajes, los vídeos, las bromas hirientes que no hacen bien, hagamos ayuno de todo ello para centrarnos en la providencia del plan de Dios en estos días. Pensemos y hagamos en este día, todo lo posible por ver lo positivo, ver su mano en todo lo que sucede. 

Desde mi comunidad Parroquial: Desde la oración que realizará hoy nuestro párroco/sacerdote hacia nosotros, también podemos realizarla en nuestra casa, esta oración que el Papa Francisco nos tiene preparada para este día. 

Señor, en este día de damos gracias por el don de la vida y del amor.
Hoy, quiero pedirte que me des la capacidad de saber escucharte con el alma dispuesta
y el corazón dócil y abierto a tus inspiraciones.
Necesito encontrarme contigo en la oración,
que me des tu fuerza y tu poder para poder sentir con humildad
cada una de las manifestaciones de amor que a diario pones a mi alrededor.
No quiero dejarme llevar por mis decisiones humanas,
sino que sea tu Palabra mi guía, pues no quisiera terminar como Judas.
Eres el amigo que no defrauda, el que nunca abandona y el que,
en la aparente derrota, manifiestas tu grandeza y me levantas victorioso.
Te amo, eres el dueño de mi vida, confío en que estás a mi lado
y me das la fuerza para enfrentar todas mis dificultades. Amén.